Los coworkings suelen ser espacios en los que las personas mantienen una actitud positiva, abierta y colaborativa. Pero no nos engañemos, de vez en cuando surge algún conflicto que otro.
Porque no siempre el trato hace disminuir los problemas, sino todo lo contrario. Pasar demasiadas horas juntos, el estrés, la tensión, los picos de trabajo…, nos pueden jugar malas pasadas a todos.
En el caso de los espacios de coworking, a menudo no existe un jefe o un departamento de recursos humanos para gestionar el conflicto, por tanto es responsabilidad de los propios coworkers resolverlo.
Además, los conflictos entre coworkers afectan a todos los integrantes del espacio, no sólo a las partes implicadas: en un espacio con más flujos de comunicación y sinergias, los problemas también se ponen de manifiesto.
Si eres relativamente nuevo en el espacio de coworking, puede que antes no hayas necesitado resolver por ti mismo un conflicto de estas características. Así pues, cuando llega el conflicto, ¿qué puedes hacer con él? Aquí tienes unos consejos para tratar estas situaciones en el trabajo. Algunos pueden parecer muy obvios, pero ep!, no siempre son fáciles de llevar a la práctica… Te recomendamos que los leas con calma y pienses cómo los aplicarías en una situación real. Better safe than sorry!
- Profesionalidad por encima de personalidad. Ninguna frase ha provocado tantos conflictos interpersonales como el «es que yo soy así». Sí, todos somos cómo somos. Pero en el trabajo debemos ser profesionales y no dejarnos llevar por lo primero que sentimos o nos pasa por la cabeza. Tanto tuya como de la otra parte, pone siempre la profesionalidad por delante a la hora de resolver el conflicto. Los temas personales, déjalos en casa con el pijama.
- Piensa si realmente es un conflicto. A veces puede que tú tengas un mal día o la otra persona pase por un mal momento. Si es un obstáculo puntual, un simple «lo siento» o «¿estás bien?» puede ser suficiente. Valora también si el conflicto se ha originado por un choque de personalidades opuestas (si es así, relee el punto 1) o por el propio puesto de trabajo.
- Su actitud será determinante para resolver el problema. Escucha —pero de verdad, no escuches pensando en responder—; empatiza —ponte en la piel del otro, y para ello utiliza la información que has compilado escuchando—; sé abierto y transparente en cómo te has oído, qué has pensado… y déjate estar de egos —que sí, todos tenemos—; pregunta antes de hablar; sé comprensivo pero firme —no aceptes una resolución que no te hace sentir a gusto, eso sólo esconde el problema—; y ofrece una solución, pero no la impongas.
- Alguien debe dar el primer paso. El darlo no significa ceder. Actúa siempre con el objetivo en mente de resolver el problema, dejando de lado otras consideraciones. Al final, ¿realmente importa tanto quien tenga razón o no? Piense en el costo emocional que el conflicto tiene en su vida diaria y en la carga que se quita al resolverlo.
- No dejes pasar el tiempo. Y por supuesto, no hacer nada es una opción. Las cosas no se resuelven solas, sino que se atascan y acaban resurgiendo en el peor momento y de la peor forma posible. Además, en un espacio de coworking los conflictos afectan a todos los miembros.
- No hables en el mismo momento, tampoco. Cálmate, respira profundamente y cuenta hasta diez. Ahora deja pasar un día o dos, como mínimo. Las conversaciones en caliente no suelen terminar bien, y después costará aún más solucionar el problema.
- Escoge muy bien tus palabras. Especialmente si es una persona con la que no has hablado demasiado o no tienes mucha confianza, un lenguaje positivo ayudará a llegar a un punto de entendimiento mutuo. Evita también las frases que puedan interpretarse como ataques personales: plantea siempre las ideas como un «yo pienso» o «yo he interpretado», y no como afirmaciones categóricas. Habla de ti y de cómo te has oído o has vivido la situación, y no de cómo ves a la otra persona o su actitud.
- Trata el conflicto de forma informal y privada. No convoques una reunión en la sala de juntas para tratar un malentendido sobre quién se acabó las cucharillas del café —tú ya me entiendes… —. Elige un entorno informal, plantea una conversación casual, y en un lugar privado donde no le interrumpan o todo el mundo esté pendiente de lo que habla.
- Una vez cerrado el conflicto, olvídate. Pero por completo. No estés a la espera esperando a que el comportamiento se repita, o le cuelgues a la persona la etiqueta de “quién hizo o decir X”. Vuelva a empezar de cero.
Esperamos que estas ideas te hayan sido útiles, ¡y que el primer conflicto que gestiones sea el último!