Como decía Albert Einstein, «el crecimiento intelectual debería empezar al nacer, y no parar hasta la muerte». Y si lo decía Einstein, algo de verdad debe tener.
Las noches de invierno, aquellas en las que no apetece salir y son propensas a la lectura, me han hecho pensar más a fondo en el papel de la formación en el espacio de coworking.
Ni que decir tiene que considero que la formación es una parte intrínseca e inseparable de los espacios de coworking, como centros donde se comparte conocimiento.
La pregunta clave: ¿cuál es (o debe ser) el objetivo de la formación en un coworking?
Podemos hacer formación por diferentes motivos, pero el objetivo principal que definimos determinará, entre otros, qué tipo de formación hacemos y al que le dirigimos.
- Formación para compartir (y lucir) nuestros conocimientos: somos expertos en una determinada especialidad, o trabajamos con especialistas en distintas áreas. ¿Y qué? A menudo, nuestro entorno no lo sabe, o no sabe hasta qué punto somos buenos, si no lo explicamos. Es cierto que no todo el mundo puede o quiere impartir formación, pero en muchos casos sencillamente no ha surgido la ocasión.
- Formación para mostrar nuestros productos y servicios: no estoy hablando de organizar una sesión para explicar qué haces (no vendrá nadie, al menos no por motu proprio), sino aportar conocimiento de valor directamente relacionado con lo que ofreces profesionalmente.
- Formación para realizar networking: la participación de los diferentes expertos o empresas en acciones de formación te permite descubrir sinergias o puntos de colaboración. Traed unos cafés y unas pastillas durante la formación o al terminar, para comentar la jugada y responder preguntas.
- Construir comunidad: en este caso se deriva de la anterior, pero vale la pena tener en cuenta acciones que sirven para construir relaciones, especialmente si los equipos o especialistas que participan en las formaciones deben colaborar después en proyectos conjuntos.
En los dos primeros casos la formación puede estar restringida a los miembros del coworking o estar abierta a clientes y proveedores, o incluso a cualquier persona que quiera asistir. En los dos últimos, lo mejor es que no sea demasiado abierta. También se pueden realizar sesiones específicas para clientes o proveedores, pero siempre bajo la premisa de aportar valor, no de explicar lo que hacemos para que nos compren.
Y no nos olvidemos de comunicar por los canales adecuados las acciones formativas que organizamos.
Algunas ideas para organizar formación en el espacio de coworking
Aquí tienes algunas ideas sobre la formación que suele funcionar mejor. Pero como suele decirse en los espacios de coworking: ¡creatividad en el poder!
- Cápsulas formativas (o uno de los muchos nombres, apodos y apodos que tiene este formato): sesiones de una o dos horas sobre temas específicos. Pueden ser presenciales u online, en formato webinar. También pueden ser de mayor duración, pero a partir de las dos horas tendrá que ser muy interesantes para que la gente mantenga la atención…
- Coffee meetings: sesiones de corta duración, que suelen realizarse a primera hora de la mañana, donde un ponente expone un tema breve y específico y el resto comentan y participan haciendo un café o desayunando. Tiene la ventaja de que es un formato más participativo y distendido.
- Cursos de especialización: los cursos de especialización más completos, ponemos entre 20 y 50 h, pueden ser una buena forma de completar su cartera de servicios, se pueden impartir en colaboración con otros especialistas y ayudan a posicionar el espacio de coworking como centro de conocimiento avanzado.
Son sólo tres ideas, que le ayudarán a conocer mejor a sus coworkers, que sepan qué hace y qué sabe, posicionarse como expertos en su especialidad y posicionar el coworking como centro de referencia en una o varias áreas de conocimiento. Visto así, vale la pena dedicarle un rato, ¿verdad?