Cómo diseñar el modelo de negocio con el Business Model Canvas

¿Somos conscientes de la importancia de un plan de empresa o plan de negocio? Valorémoslo. Porque es esencial saber cuál es su utilidad práctica. Tenemos poco tiempo, recursos que es necesario optimizar y debemos conseguir la máxima eficacia.

Por un lado, el plan de empresa nos sirve para poder presentar el proyecto a inversores, pedir subvenciones o realizar presentaciones. ¿Es imprescindible? A veces sí, debemos realizar este trabajo que suele ocupar un mínimo de 50 páginas.

¿Y es importante? Hay que tener en cuenta que el plan de empresa también es la estrategia y el mapa. Es decir, la hoja de ruta que indica cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles, analiza el mercado, la viabilidad económica… Por tanto, sí, un documento así será útil si está bien hecho.

Fácil y efectivo, el Business Model Canvas

Ahora bien. Hoy disponemos de vías más rápidas, prácticas, sencillas e incluso más divertidas de plantear nuestro modelo de negocio. Entre ellas destaca, el Business Model Canvas, un plan estratégico de dirección y lean startup (método de lanzamiento de negocios y productos). Porque nos hacemos una idea, es un plan de negocio que podemos colgar en un corcho.

Òscar Arnau, desarrollador de negocios de Mercaconsult, explica que “es una herramienta dinámica, que podemos ir modificando, rediseñando, o adaptándola de acuerdo a los continuos y rápidos cambios del entorno del negocio. Describe los fundamentos de cómo una organización crea, desarrolla y captura valor. Evitamos tener textos pesados que no utilizamos, sino que generamos un documento que podemos tener presente en todo momento”.

Por tanto, ¿quién debe hacerlo? Pues es recomendable que lo haga todo el mundo. Tanto si se trata de una pequeña empresa como si eres un freelance o coworker. Saber qué es lo que te hace especial y cómo conseguirás hacer viable tu proyecto es fundamental.

Bien, lo tenemos claro. ¿Y cuáles son los pasos?

1 – La propuesta de valor

La llave. ¿Qué valor aportamos al cliente? ¿Solucionamos algún producto? ¿Qué necesidad estamos satisfaciendo? Establecemos cuál es ese factor diferencial, si es la novedad, el rendimiento, la personalización, el precio…

Establecemos cuál es ese factor diferencial, la novedad, el rendimiento, la personalización, el precio… Para ello es necesario tener en cuenta la competencia y saber que hace atractivo nuestro producto.

2 – El cliente

¿Vamos a un público diverso o concreto? Dibujamos nuestro target al que enfocaremos nuestras acciones en función de la idoneidad de nuestro producto.

Podemos valorar varios segmentos, así como diversos comportamientos. Quizás algunos harán un consumo diferente en función de su edad, sexo, ubicación…

3 – Los canales

Los caminos a través de los que llegamos a nuestros clientes. ¿Cuál es su coste/beneficio? ¿Están integrados? ¿Cuáles obtienen mejor resultado?

Debemos analizar si están bien diseñados para poder tener una comunicación fluida con los clientes.

4 – La relación con el cliente

Determinamos las relaciones con los usuarios. Es decir, si es un autoservicio, si es necesario un trato exclusivo o si es un servicio colectivo, por ejemplo.

¿Gastamos demasiado tiempo en relaciones no rentables? Es necesario que observemos cuántas personas, dinero y tiempo invertimos en cada proceso.

5 – Los ingresos

Detallamos el flujo de los ingresos por qué valor están dispuestos a pagar a los clientes, con qué método, cómo lo preferirían… Y entendemos también las ventas de activos, alquileres u otras entradas de capital.

6 – Los aliados/partners

Observamos cuáles son nuestros proveedores clave, qué aportan, quién es nuestro partner, inversores… Así, nos permite optimizar la economía y valorar los riesgos.

También hay que tener en cuenta lo estables de estos ingresos y si los escandallos son realistas.

7 – Las actividades clave

Valoramos cuáles son nuestros movimientos esenciales para que todo funcione. La distribución, los flujos de ingresos…

Sobre todo, nos interesa saber si las actividades más importantes se realizan de forma eficiente. ¿Están bien enfocadas?

8 – Los recursos

Analizamos tanto los recursos técnicos como humanos y financieros que necesitamos para hacer frente a nuestra propuesta de valor.

No sólo los enumeramos, es importante valorar la calidad y cantidad y, de nuevo, pensar si son eficientes.

9 – Los costes

Consideramos cuáles son los costes más relevantes, los más caros, los variables…

Aquí nos fijaremos principalmente en la estructura de costes. Así entenderemos con claridad cuál es la parte más importante del negocio y qué equilibrio existe entre las partes (infraestructura, producción, postventa…).

Fácil, ¿verdad? La cuestión es sobre todo analizar detalladamente cada punto. Existen plantillas disponibles en Internet, ya que ha sido creado con Creative Commons. ¡Así que no hay excusa!

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